domingo, 13 de diciembre de 2009

ZONAS

Pueden descargar el archivo donde están sus zonas en el siguiente correo:

zonasfilo@gmail.com

contraseña: filosofiapreu

viernes, 11 de diciembre de 2009

Para recuperación

Para los compañeros que me platicaron hoy, y que tuvieron notas inferiores a 5 pts. o que no se hicieron el examen de ayer (10/12/09), (donde estaba el problema de lógica), a continuación lo que tienen que hacer para mejorar su nota; sin embargo, si esta nota es superior a la del otro examen de diez puntos, que les dije que les iba a doblar, por ser una segunda oportunidad, no se doblará. Éxitos en todo.

1. Clasificación de los Juicios. (Cantidad y Calidad) y dos ejemplos de cada uno
2. Dar un ejemplo de cada uno de los juicios (A,E,I,O).
3. Establecer la diferencia entre Moralidad y Amoralidad.
4. Construir un silogismo con cada una de las figuras vistas en la clase de hoy (1ra, 2da, 3ra, 4ta)
5. Responder a la interrogante: ¿Cómo nace el derecho?

Estimados alumnos

Sólo para recordarles que deben enviarme sus notas del examen del que les platiqué hoy, y más tarde les enviaré sus zonas enteras. Feliz Noche.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ejercicio

EL DIARIO A DIARIO

Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo.
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Notas Parcial

ALESSANDRA PINEDA 19.5
ANA ELISA LEMUS CORDÓN 18
ANA LUCÍA DEL VALLE CHUY 20
ANDREA CAROLINA LANDAVERRY LAU 17
ANGÉLICA JOHANNA CIFUENTES ZAMORA 20
BERNY MARIEL DE LEÓN JUÁREZ 17
CARMEN ELIZABETH MÉNDEZ MAXIA 20
CINDY VICTORIA BARILLAS IZAGUIRRE 20
CLAUDIA MARÍA MARTÍNEZ ROMERO 19.5
CLAUDIA MARLENY PATAL AJZAR
CLAUDIA SORAYA ZELAYA CEREZO 20
DIEGO ALEJANDRO VARGAS MORALES 16
DULCE MARÍA ANDREA CONSTANZA GARCÍA 18
ENNIO PAOLO ARCHILA VALLE 20
ERWIN LEONARDO LÓPEZ SOLÍS 8
ESTEBAN VERAS 17
ESTEFANÍA ALEJANDRA BARILLAS VERAS 20
GABRIELA ANATTOLÍ MORALES XOCOXIC 18
JAVIER ANTONIO MENDIZÁBAL ROJAS 17
JOSÉ ARTURO MORALES RODRÍGUEZ 15
JOSÉ LUIS LINARES DEL ÁGUILA 15
JUAN PABLO MORALES MONTERROSA 17
KARLA PAOLA ARRIOLA SIERRA 20
LINDA KRYSTHAL RODAS MURGA 15
LUDIA JUDITH ACÁN CALDERÓN 20
LUISA FERNANDA MARTÍNEZ CABRERA 20
LUISA FERNANDA SAENZ SIERRA 12
MARIA DE LOS ÁNGELES PALOMO CU 18
MARIA FERNANDA MORALES GABET 20
MARÍA GABRIELA CHANG SALAZAR 20
MARVIN ENRIQUE TARACENA ESPINOZA 18
MÁSHORY ZULEMA MALDONADO GUTIÉRREZ 10
MIRIAM ANNABELLE ALVARADO GRAJEDA 19.5
NINETH YARIBEL JEREZ MOLINA 20
RAISA VALESKA CARRANZA DÍAZ 15
RONALD ARMANDO GARCÍA GALICIA 20
RONNI JOSÉ ORDOÑEZ ARROYO 17
SABRINA GUADALUPE BERGES GIRÓN 18.5
SILVIA ELENA PORTILLO MEJICANO 14.5
THELMA LUCIA AGUILAR PERALTA 18.5
WENDY LUCÍA LÓPEZ CÓRDOVA 18
JONATHAN DANIEL MALDONADO NICOLÁS 17
JUAN ALBERTO CONTRERAS GÓMEZ 15
EVELYN KARINA PÉREZ 20
LESTER DAVID BECHINIE ALFARO
ONEIDA YESENIA RODAS 20

viernes, 20 de noviembre de 2009

DIALÉCTICA

Respecto a su tarea de investigación de las leyes de la dialéctica, no solamente deben investigar cuáles son, sino también deben tratar de comprenderlas; a ese efecto adjunto este video que espero les ayude a comprender mejor. Éxitos.



jueves, 19 de noviembre de 2009

EL MITO DE LA CAVERNA - PLATÓN



El mito de la caverna (República, VII)

El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI.

El mito de la caverna

I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

- Ya lo veo-dijo.

- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.

- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!

- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

- ¿Qué otra cosa van a ver?

- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

- Forzosamente.

- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

- No, ¡por Zeus!- dijo.

- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.

- Es enteramente forzoso-dijo.

- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?

- Mucho más-dijo.

II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?

- Así es -dijo.

- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.

- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.

- ¿Cómo no?

- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.

- Necesariamente -dijo.

- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.

- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.

- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

- Efectivamente.

- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?

- Ciertamente -dijo.

- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.

- Claro que sí -dijo.

III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)